El fuego llegó casi sin aviso, devorándolo todo a su paso. En pocas horas, las llamas dejaron cicatrices profundas en la tierra y en quienes la habitan. Entre las pérdidas, quedó reducido a cenizas el aserradero de José Sirvent, conocido en la zona como "Rulo", un histórico emprendimiento familiar que, por más de medio siglo, transformó la madera de la región en trabajo y sustento.